Le tengo para ver...

viernes, marzo 03, 2006

Pantera se Perdio

No es que la imaginación a veces no funcione, o que el estrés de un día cualquiera no de lo suficiente para escribir cosas coherentes? pero para que está esto? Si puedo escribir en el orden que yo quiera las cosas? volviendo, esta semana tuve una nueva idea en mi imaginación.

Se trata que soy pequeño y estoy en la noche iluminada con la luna llena en el techo de mi casa, en el Cº Polanco de Valparaíso, y estoy triste llamando a mi gato Pantera que no apareció durante todo el día. Lo estoy llamando (cuchitu cuchitu cuchiiiiitu) haciendo sonar el tarro de alimento para gatos y tratando de escuchar el menor sonido en la oscuridad, pero nada. Así paso una noche de verano esperando, pero no hay buenos resultados.

Al amanecer del día siguiente me dirijo hacia la playa a observar como los buzos salen del mar con sus productos y contemplo el océano. Para variar esta nublado y hace frió. Ya aprecie lo suficiente, prefiero retornar.

Al volver, una buena y mala noticia. La buena nos vamos de vacaciones al Sur, la mala, nadie se quedará para esperar a Pantera. Partiremos en seis días. Las experiencias en mi casa con anteriores gatos dice que Pantera quizás no volverá más, tiene que andar enamorao, exclama mi mamá, es un gato no más po Félix , me dice mi papá. Claro, como yo fui el que lo encontré, y con el único que duerme en la noche es conmigo no más!! Como sino ayudara el gato en la casa, si ya no hay ratones y los otros gatos ya no se acercan. Son unos insensibles, que ira...

La vida moderna es basura!! Angustiado ahora, por el consumismo que me tiene envuelto en cuentas corrientes, depósitos de dinero por Internet, giros, cheques, llamadas por celular, del plan de mil minutos, visitando a mi ejecutiva de cuenta, que nunca he conocido, calculando el dinero para el día de pago, cotizando un seguro automotriz, escogiendo un plan médico perfecto en la Isapre, pensando en que restaurante comeré mañana, que película en DVD comprare en las oportunidades con mi tarjeta de crédito, reclamando mis descuentos en la gasolina para mi Yaris Sport, buscando Ofertazos en Jumbo, llegando a casa para ver el deporte en el Noticiero de ESPN?, solo estoy en mi departamento, disfrutando mi consumismo por ahora. Que fazer? Esta vida no es pura felicidad, me tienen como pololo? una Odontóloga, exitosa, de una familia ?decente?, solo parezco su llavero, como si tuviera la necesidad de tener un pololo, más encima POLOLO suena como palabra antigua. , y más encima le da vergüenza mi auto, lo único que me gusta de verdad. Mi único consuelo son la películas, el consumismo me permite adquirirlas desde Internet, y mi "polola", atina a regalarme cada vez que una fecha en especial lo permite. Empieza un film y me traslado, abandono esta vida y encuentro siempre, de manera casi forzada coincidencias y anhelos que quisiera experimentar? al final de cada proyección digo

Al terminar este día, me asomo por la terraza con mis controles remotos, bajando el volumen del Jazz que escucho, contemplando las luces de la ciudad? (cuchitu cuchitu cuchiiiiitu; cuchitu cuchitu cuchiiiiitu), pero nada.

Este nuevo día quiero ser más ciudadano, me levante más temprano, salude al portero que no veía hace tiempo, camine hasta el paradero del Transantiago?no nunca tanto, caminare mejor hacia el Metro. Nos pegamos todos viendo la Tele en el Anden, me apretaron como sardina al avanzar en las estaciones, todos quieren leer el diario que se reparte gratis en la entrada, muchos olores, en el que predomina el del mal aliento y el Bigtime, Halls, Alka, Mentitas, etc. Cambio de línea?todos corremos, se me hizo un poco tarde también. Llegue a mi oficina, un poco sudado por la aventura, y me doy cuenta que me paso algo genial de verdad, me robaron el celular <¡¡Perfecto!!> Solo una llamada y lo bloquean, pero pasaré todo este día por lo menos sin que me llamen. IDEA!! (Citófono): ; Mañana es feriado, así que me arrancaré a la casa de mis padres en Valparaíso, hace años que no voy, ellos si vienen? Si, salir se Sanhattan temprano aún en la mañana, es genial, pero ahora tomare un Taxi al Terminal, llamaré a mi madre de un teléfono público para avisar?Experiencia, el auxiliar me pregunta donde bajo? no recordaba esa pregunta?

Me preocupa ahora que me extrañen en el trabajo, no vayan a pensar que me paso algo malo? Pero ya llegue a Valparaíso y, para variar esta nublado, aquí están mis padres? que bien, no me preguntan porque estoy acá y no allá, y porque viaje con esta ropa formal, no me siento pillado, todo va perfecto. Vamos a casa. Comida casera, que rico, no necesito buscar la chequera antes de entrar, era una costumbre para no pasar un bochorno. Disfrute la tarde viendo Cable, lo novedoso es que el número de los canales son diferentes que en Santaco. Ahora en el cerro se despeja, y se ven los barcos que están en la bahía, contemplo nuevamente el mar, desde mi casa, paso la tarde tomando viento, me dio hambre? . Llegó la noche, fue un día perfecto, no quise avisarle a mi ?polola? que estaba acá, para que se preocupara. Me iba a acostar en mi pieza y encontré fotos viajas en el closet, entre ellas la de las vacaciones en el sur. En orden cronológico, en las primeras salía con care? poto, aún me preocupaba por Pantera, pero después la cara me cambiaba a felicidad. Recordé que lo había olvidado por esos momentos, que paradójico.

Antes de salir de viaje al sur, aparte de estar casi todas las noches llamando a Pantera, en el día recorrí todo el cerro buscándolo, ya ni contemplaba el mar por el gato negro, que no hacia nada durante todo el día, porque lo encerraban, solo contemplaba, al igual que yo, el mar por mi ventana. Siempre tuvo ese anhelo de libertad, obvio, producto del encierro. Miraba horas por la ventana, con las orejas bien paradas, erguido y su cola recta, atento a cualquier movimiento, pájaros, gatos, insectos, personas, etc. Su mirada eso si decía otra cosa, era seria, descansada. Estaba bien cuidado por el veterinario y el superalimento para gatos que tenía en la cocina, pero no estaba obeso, solo era un gato pesado, que cuando lo tomaba para hacer cariño, se quejaba, pero se entregaba al regaloneo con un grueso ronroneo, solo yo conseguía esa entrega. Había que tener cuidado al salir y al entrar de casa, porque siempre estaba atento a cualquier despiste de uno de nosotros. La primera vez que lo vi, ya era grande, fue en la puerta del colegio, huraño con todos y escodio? en las hojas de esa planta gigante, me acerque, y se me entregó al tiro a los brazos. Que fazer?

Al día siguiente lo mismo, así que me lo eche a la mochila, en el acto me tomaron el brazo derecho con fuerza Era Magdalena, la niña que siempre me había gustado de mi curso, ?Orejón? era mi nick en el colegio, no entrare en detalles, , respondo de mala gana , , insistí, , me replicó y me lo saco de la mochila y el gato mostró asombro, pero una felicidad, sus ojos cambiaron a una alegría y satisfacción más fuerte, que cuando lo acariciaba yo. La discusión fue larga y tensa, con argumentos y contra argumentos, la pasión que mostramos en nuestra defensa del caso la posesión del gato fue reñida, las mías eran una fiel imitación de Matlock, cosas que ella noto, dando pruebas que el gato la quería más ella como lo haría el detective Columbo. Al final, llegamos a la decisión más Salomónica, no se trataba de partir al gato en dos, sino que la definición del dueño del Gato se daría con un simple ?cachipum?. Ella perdió, y en el acto se puso a llorar, note la actuación de ella y le dije que lo hacía de puro capricho. No lo reconoció y siguió llorando. En un acto de compasión, como en muchas películas sobre los Romanos, que pasaban en Tardes de Cine o como lo haría un general victorioso en una Guerra contra Napoleón Bonaparte, le di un último placer que merecía por tan noble batalla:

En el trayecto a casa Pantera ni maulló, ni se quería arrancar, ni nada de eso, era un gato muy tranquilo, estaba feliz, pero no sabia lo que le esperaba en casa. Mi madre lo acepto contenta al mismo tiempo que se comunicaba con el veterinario para programar una visita. Visita que implicó su castración?Que fazer? Su vida felina transcurrió con felicidad, supongo, además que Magdalena me pedía con insistencia ir a verlo a mi casa de vez en cuando, y esa era una excelente idea. Ella lo regaloneaba, le regalaba juguetes, le sacaba fotos con la Polaroid, en solo una oportunidad me saco una con ella y Pantera, aún la conservo en el closet, amarilla y todo como está.

PROBLEMAS, no han bloqueado el celular, así que esa mañana volví al estrés consumista entrando el la sucursal en un mall de la compañía de celulares, resultado, la chica que me atiende me da el nuevo equipo?, y se ríe mirándome bueno, resultó una larga plática, ella no había cambiado mucho, estaba siempre bonita, yo también mejore, al achicarse el tamaño de mis orejas. Aún vivía en el mismo cerro que yo cuando chico, y le platique el asunto del gato negro y todo lo que había pasado desde su partida hasta ayer, incluyendo mi estado actual de vida. Ella se ríe, pero también le da lastima. No entendía las emocines. Ella me lo explico?

El viaje al sur, fue demasiado largo, tal vez mis padres lo programaron así para que olvidara a Pantera, de vuelta, muy cerca del retorno a clases ya había perdido toda esperanza, y fui a contarle a Magdalena lo que había pasado, ella ya estaba muy triste. Deduje que se había enterado de antes? sentí que también la había perdido a ella.

Me dijo que Pantera ya había vivido en su casa antes que lo encontrara en la puerta del colegio, junto con otra gata, Perla. El pobre quería volver a estar a lado de Perla, pero le era imposible salir de mi casa, la única oportunidad que tenía de verla era a través de mi ventana, contemplando el mar, en silencio. Cuando se logró arrancar llegó a casa de Magdalena, al notar que estaba castrado, lo dejaron quedarse, junto con sus gatitos, pero el fue infeliz nuevamente? me siguió diciendo, . El pobre gato no aguantaba más otra pena en su vida, no comió, no bebió, solo miraba el cerro hacia arriba por la ventana?

Que pena más grande me dio saber el destino de mi pobre gato negro, nunca pudo ser enteramente feliz? me dijo Magdalena, no entendía lo que me decía. Resulto que el pobre gato tuvo gatitos, junto a Perla, y Magdalena los conservo siempre en casa, sin encerrarlos, para que no se fueran lejos. Unas horas después llegue a casa de mis padres, junto a Cirilo, yo escogí el nombre ahora, y lo prepare para su viaje a Santiago, en una cajita de mercadería con una polera vieja dentro. Solo le veía sus brillantes ojos, ni maulló, ni se quería arrancar, ni nada de eso, era un gato muy tranquilo, estaba feliz, sabia lo que le esperaba en casa?

Dedicado a mi gato, que debe estar durmiendo y tomando sol por ahí.