Este fue el evento climático que nos recibió al llegar a San Gregorío, con violencia.. sin dejar hablar con las demás personas. Como exigiendo esta fuerza de la Naturaleza, que este es su lugar, donde el manda, y tendremos que recordarlo siempre.
Que más que caminar, doblarse buscando el angulo, y seguir de forma sumisa nuestro rumbo después de un viaje que tuvo algo de magía al pasar por el lado continental del Estrecho de Magallanes, y tener la luna muy baja en el norte, iluminando el paisaje.
Y en la ventana del bus, un personaje desconocido para mí, pero que llama la atención. Mirá aquella luna nortina, como la figura de un alguién que estuviera mirando por primera vez este paisaje, pero que en realidad, es parte de su largo vivir.
Desde la ciudad donde nos conocimos varios, pero sabiendo que nos separaríamos.. dejando atras hogares, amistades, comodidades.. y quizas algo más. Sabiendo que este viento, nos marcaría, y que se haría sentir acá donde a pocos molestaría.
El paisaje estepárico que nos rodea junto a las pocas voces que se siente en la calle.. ese otro paisaje que buscaba y gozaba en las grandes ciudades, y en donde desenvolvía las artes de la música y de la danza. Esta calles vacias de pisadas constantes, pero llenas de anecdotas